¡MADRE! En esta palabra se resume todo, lo que para el ser humano significa infancia, juventud y patria, y en esta palabra se encierran todas las penas y bienaventuranzas que la vida terrena nos depara. Dolor profundo y supremo gozo, es algo que sólo puede vivirlo una madre. Paciente ya por naturaleza, su camino de penas y su tarea misma comienza en el momento en que concibe a su hijo. Corporal y anímicamente sacrifica todo al ser futuro, y esta entrega y sacrificio se eleva al máximo cuando regala la vida al niño.
Ahora, temerosas y silenciosas esperas dejan paso a preocupaciones reales y serias obligaciones. Los diarios esfuerzos por el desarrollo del niño, la continua inquietud por su salud, el trabajo sin descanso y las noches en vela, tienen como recompensa mas preciada su primera sonrisa, su enternecedora torpeza y desamparo y encuentra su propia dicha en el buen desarrollo del niño. Bajo su protección crece lentamente hacia un hombre sensible y con entendimiento.
En el primer plano se halla la madre como educadora. Lo que al niño le fue dado en valores anímicos del padre y la madre a través de la sangre, todas las cualidades heredadas, virtudes y defectos, dormitan en él, y ella toma sobre si la sagrada misión de despertarlos, de fomentarlos o reducirlos, en definitiva, de crear al Ser interno. ¡Cuánto infinito trabajo, cuántas preocupaciones y esfuerzos, cuánto amor y dureza necesita un tal corazón de mujer, hasta que de un ser pequeño que casi vegeta, se hace un niño sensato!
Obediencia, amor a la verdad, lealtad al deber, bondad, formalidad, limpieza… todas estas son cosas que la naturaleza no nos da completas, sino que en mayor o menor grado deben ser aprendidas duramente. Escuchemos en este instante nuestros primeros recuerdos, y así la voz amonestadora y bondadosa de nuestra madre resonará en miles de ocasiones, pequeñas y grandes, demostrándonos que lo que hoy llevamos dentro, casi sin darnos cuenta, ha sido laboriosamente inculcado por ella.Hasta aquí nos ha cuidado y protegido ella sola. Ya se acerca el día en que debe compartir estos deberes: El primer día de clase. Con ardiente impaciencia y orgullosa alegría es ansiado por el niño, y también por la madre, pero con inquietas preocupaciones y cierto pesar de corazón. Su mas propio ser, hasta entonces exclusiva propiedad, su uno y todo, debe pasar a manos extrañas. Y no solo el colegio, tambien el padre exige ahora su derecho como educador. El hombre educa con dureza, la madre con amor. Cuanto mayor su dureza, tanto mayor su amor y con este amor continua todo su comportamiento, obrando compasivamente y atenuando. Orgullo sin limites y profunda preocupación alteran y dejan templar su corazón.
Pero el tiempo más duro aún tiene que llegar: los años tempestuosos del niño. Sin éste saberlo, ella lucha con él en todas las penas de su tiempo. Su empuje hacia la independencia espiritual es vivido por ella y la eterna lucha generacional es soportada por ella con infinita paciencia. La juventud se interesa en todo de forma impetuosa, se siente incomprendida por la madre. Sus puntos de vista juveniles y sus fines son los únicos que le parecen aceptables y buenos. Abierta o subrepticiamente, empieza aquí el duelo entre dos generaciones, en la cual una parte debe resignarse con la comprensión y el perdón y la otra empuja hacia delante con un egoísmo que no atiende a razones.
Mas que antes por la salud y el desarrollo del niño, sufre la madre ahora en el corazón. El refrán: “ Los niños pequeños pesan a la madre en el regazo, los niños grandes en el corazón” encuentra aquí su amarga verdad. Comprendiéndolo y perdonándolo todo, siempre dispuesta a perdonar y ayudar, así se halla la madre en los años de nuestro desarrollo espiritual, siempre a nuestro lado, y ninguna ofensa o falta –por mayor que sea- podrá reducir su amor. Se acerca el tiempo en el cual los niños han crecido y entran en la vida. Con todo el alivio aparente que esto parece que vaya a ser para la madre, la preocupación por ellos no la dejara descansar. Un hijo esta en la lejanía y el otro se a casado, pero el futuro de cada uno de ellos, lo vivirá la madre como si fuera el propio...CONTINUARA...
miércoles, 16 de enero de 2008
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2 comentarios:
Viendo que el ejemplo que ponéis como madre es Magda Goebbles lo decís todo. Una mujer fría, cruel, pérfida, que fue capaz de matar a sus seis hijos, de suministrarles el veneno. Más mala madre en el mundo no ha habido y espero que no la haya nunca.
Fratelli d' Italia dijo:
Como se nota que no has leido el articulo, a bueno es que tu como vivias en esa epoca para saber como era....lee y enterate, el articulo no es un ejemplo de como ser madre de Magda, en ese caso pondria a la mia, y tu a la tuya y el otro a la suya, el articulo es una carta de Magda de como ser madre, para nada dice de matar a sus hijos de ser fria o perfida, eso lo sabras tu que la conoces, no tienes ni idea de los motivos que le hicieron hacer eso, grandes fueron,te piensa que lo hizo friamente cuando fue con todo el dolor del mundo, no tienes ni idea anda, te quejas de que Magda matase a sus hijos sin dolor por motivos que ni conoces cuando hoy en dia la mujer lleva al aborto por bandera matandolos incluso antes de nacer no dandles ni siquiera el gusto de conocer el mundo en que vivimos, espero que no sea tu caso pq si lo es.....entonces si que me lo dices todo tu de ti, cmo no lo se, te digo, procura que no lo sea.Anda, que mas indignado estoy yo de todos vuestros ataques contra algo que ni conoceis ni os habeis parado a conocer ni tan siquiera comprender, seguid apoyando a Busch a Stalin a Zapatero y a esta sociedad que tenemos, que entonces si que ireis bien. Te basta??? Lee el articulo completo como si eso no lo dijese Magda como si lo dijese tu mama como si lo dijeses tu misma...
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